España se ha consolidado como la gran potencia europea de la cerveza sin alcohol, con una cuota de consumo que representa el 25 % del consumo total en Europa, superando incluso a toda Latinoamérica junta.
En un mercado saturado como el de la cerveza artesanal, donde los estilos se multiplican y las barreras técnicas se han reducido considerablemente, las marcas necesitan herramientas que vayan más allá para destacar.
La reciente advertencia del Director General de Sanidad de EE.UU. sobre el vínculo entre el consumo de alcohol y el riesgo de cáncer, ha puesto en evidencia una tendencia que ya venía transformando el mercado.
Hay indicios de que la industria puede estar atravesando un período de reflexión e incertidumbre, lo que lleva a algunos a preguntarse si los cerveceros artesanales están perdiendo la fe en sus propias creaciones.
Con tantas opciones, era inevitable que los bebedores y los hábitos de beber se estratificaran naturalmente, formando grupos basados en los comportamientos, las preferencias y las concentraciones de ácidos alfa.
No es raro que los seguidores de una cervecería ofrezcan una pequeña crítica constructiva, puedan expresar una esperanza de mayor consistencia o simplemente compartan una experiencia insatisfactoria.