Durante siglos, las cervezas de fermentación espontánea fueron un misterio natural. Sin control de laboratorio, sin levaduras industriales ni inoculaciones programadas, se dejaban en manos del aire, del tiempo y del entorno.
Se trata de dos reacciones químicas responsables de gran parte de la magia que ocurre en el dorado del pan, el color de la carne a la parrilla, la apariencia de una cerveza, el aroma del café recién tostado o el sabor profundo de una cebolla caramelizada.
Descubre cómo la pasteurización en la cerveza, aunque garantiza la estabilidad microbiológica, también impacta su composición de vitaminas y antioxidantes, afectando el perfil nutricional y sensorial de la bebida.
La ISO 4120 es la norma internacional que describe la metodología conocida como prueba triangular, diseñada para determinar si existe o no una diferencia sensorial perceptible entre dos productos o variantes del mismo producto.
Un nuevo estudio danés liderado por Esben Due Yding y denominado "Yeast RNA–protein interactions generate beer haze" introduce un factor inesperado hasta ahora para inducir turbidez controlada en la cerveza.
Los resultados compilados demuestran que la incorporación de frutas no solo amplía la diversidad sensorial, sino que también contribuye al desarrollo de bebidas funcionales con potencial impacto positivo en la salud humana.
La sensación en boca se puede definir como el conjunto de percepciones que no provienen directamente del gusto ni únicamente del olfato, sino de la interacción física, térmica o química de la bebida con la boca, lengua, paladar y garganta.
Explorar estas combinaciones es recorrer México con el paladar, descubriendo en cada sorbo y cada bocado la profundidad cultural que hace de esta gastronomía una de las más admiradas del mundo.
La cerveza japonesa ha conquistado paladares en todo el mundo gracias a su precisión, elegancia y capacidad de acompañar casi cualquier comida.
Un reciente estudio publicado en Physics of Fluids profundiza en estos mecanismos, utilizando técnicas avanzadas para conectar el comportamiento de películas líquidas individuales con la dinámica macroscópica de la espuma.
Estudios previos han sugerido que la aplicación de sonido audible puede influir en el crecimiento microbiano y la tasa de fermentación, aunque los resultados habían sido inconsistentes.
La creciente demanda de cervezas sin alcohol ha puesto de manifiesto un desafío significativo, que es la percepción de que estas bebidas carecen de la complejidad que caracteriza a sus versiones alcohólicas.