Los destilados son bebidas alcohólicas que se obtienen a través de la destilación. ¿Pero cómo se obtienen exactamente y cuales son sus diferencias?

Ya sea destilación tradicional en alambiques de cobre o destilación continua, aquí te explicamos sus características y diferencias.
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Destilación tradicional en alambiques de cobre
La destilación artesanal es la que se produce a través de alambiques de cobre. Todavía algunas destiladoras siguen usando leña para avivar el fuego que calienta el sistema. Aunque lo más normal en estos tiempos es hacerlo con vapor de agua.
El cobre se usa porque es maleable, transmite el calor de forma uniforme y además absorbe algunos componentes sulfurosos que tiene el alcohol.
La forma de los alambiques no es algo dejado al azar. Cuanto más largo sea por ejemplo el cuello de cisne o el tamaño del capitel, el destilado tendrá propiedades diferentes.
En el caso de por ejemplo el whisky escocés, está es una de sus grandes diferencias: cada destiladora tiene un tipo de alambique de forma distinta. Es su herramienta más preciada, y en caso que tengan que renovar uno, intentan conseguir una replica exacta para que el whisky en este caso, sea idéntico.
Lo más normal es encontrar este tipo de destilación en alcoholes algo más caros y prestigiosos como whiskies escoceses, cognac, calvados e incluso ron y grappa italiana.
En general, si es algo más caro y es un destilado tradicional, lo más seguro es que este elaborado a través de este método.
Algunas bebidas premium, como ciertas ginebras, pueden estar destiladas con un sistema de destilación mixto que combina el alambique tradicional con la destilación continua, de la que hablaremos a continuación.
La destilación continua
La destilación continua es el método de destilación más usado en el mundo de las bebidas alcohólicas.
Cualquier gran marca comercial de vodka, ron, brandy o ginebra, usa este método. Es más barato de producir, más rápido y si se destila varias veces, podemos obtener un destilado muy puro.

Gracias a este sistema de destilación –también llamado «patent still» o «coffey»-, podemos disfrutar hoy en día de bebidas puras, limpias y de carácter muy neutro.
Su sistema es muy eficiente y funciona de forma que, en su interior, existen diferentes etapas divididas por placas de metal con perforaciones.
Al calentarse el líquido, lo primero que se evapora es el alcohol, subiendo hasta el siguiente nivel. Normalmente esto ocurre en el interior del conducto más de 8 veces, obteniendo así un alcohol más puro ahorrando energía y tiempo.
La obtención del destilado deseado
Para obtener los distintos destilados, necesitaremos materias primas diferentes, bebidas en este caso que ya contengan alcohol (que es el producto que nos interesa destilar). Por ejemplo, para obtener brandy, necesitaremos vino.
Otros ejemplos de destilados y sus materias primas son los famosos bourbon americanos, que usan sobre todo maíz para su elaboración.
El primer paso antes de destilarlo, por lo tanto, es crear una bebida fermentada a base de maíz. Lo mismo ocurre con el whisky escocés, donde necesitaremos una bebida fermentada a base de malta de cebada.
¿Qué necesitaremos para la obtención de calvados? Una sidra. ¿Para el tequila? Una bebida fermentada a base de las piñas de agave (algo parecido al famoso pulque mexicano). El vodka, puede elaborarse a partir de diferentes materias primas, desde cereales hasta patata.
Los licores, que nos pueden recordar a momentos muy dulces (o algunos dolores de cabeza), suelen ser obtenidos a partir de un alcohol neutro al que se le añaden azucares y sustancias aromáticas y saborizantes a través de maceración u otros medios.
Como puedes observar, es un mundo muy curioso el de los destilados y su forma de obtenerlos. Hay una cultura y unos procesos muy específicos para cada uno de ellos, por eso no deberías pensar que tan solo son para embriagarse de forma deliberada o mezclarlos sin más.
Hay muchos destilados que merecen la pena ser estudiados y tomados con delicadeza en ocasiones especiales o simplemente para relajarse.