San Arnulfo de Metz (13 de agosto de 582 – 18 de julio de 640) nació en la localidad de Austrasia (actual suroeste de Francia) en el seno de una familia acomodada.

Su figura destaca como uno de los primeros casos de transición del poder civil al eclesiástico dentro de la nobleza franca, ya que, de acuerdo a las costumbres de la época, su familia lo envió durante su adolescencia a servir a la corte del rey Teodeberto II para ser iniciado en las diversas ramas del gobierno.
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San Arnulfo y su vida civil
Bajo la guía de Gondulfo, el alcalde del palacio, pronto se volvió tan hábil que fue colocado en la lista regular de los oficiales reales y fue considerado uno de los principales ministros del rey, donde se distinguió como comandante militar y en la administración civil.
Ya adulto, Arnulfo se casó con una mujer de la nobleza llamada Doda, con quien tuvo dos hijos, Ansegis y Clodulfo, pero sus pensamientos frecuentes se enfocaban en temas religiosos.
Fue así que años después, junto a su amigo Romarico, oficial de la corte al igual que él, decidió planear un retiro hacia la abadía de Lérins, evidentemente con el propósito de dedicar su vida a Dios.
Relación con la dinastía carolingia
Arnulfo no solo fue una figura relevante por sí mismo, sino también por su linaje. Su hijo Ansegis se casó con Begga, hija de Pipino de Landen. Esta unión fundó la dinastía de los Arnulfingos, precursores de la futura casa carolingia.
Por lo tanto, San Arnulfo es considerado uno de los ancestros directos de Carlomagno, lo que lo vincula con la consolidación del Imperio Carolingio y la posterior expansión del cristianismo en Europa occidental.
San Arnulfo, obispo de Metz
Durante ese tiempo, la sede episcopal de Metz quedó vacante y como consecuencia, a la edad de 32 años, el año 612, Arnulfo fue consagrado obispo de Metz.
En su nueva posición, el ahora obispo Arnulfo estableció el ejemplo de una vida virtuosa para sus súbditos al tiempo que atendía asuntos del gobierno eclesiástico.
Ya en esa época, Arnulfo constantemente prevenía a los miembros de su Iglesia sobre el peligro de tomar agua, que debido a la peste habitualmente estaba contaminada, solicitando a su congregación solo beber cerveza.
En el año 627, Arnulfo se retiró definitivamente a un monasterio cerca de Remiremont, Francia, donde murió y fue enterrado en el año 640.
La peste y la cerveza como medicina
Durante su episcopado, Metz fue golpeada por brotes de peste y cólera. Ante la insalubridad del agua, Arnulfo promovió el consumo de cerveza, que, al ser hervida durante su elaboración, resultaba más segura.
En ese contexto, no era solo una bebida recreativa, sino una alternativa higiénica y medicinal. Esta preocupación pastoral por el bienestar físico de su pueblo reforzó su popularidad y cimentó su relación simbólica con la cerveza.
San Arnulfo y el milagro de la cerveza
Fue un año más tarde que los ciudadanos de Metz pidieron que su cuerpo fuera exhumado y llevado a la ciudad de Metz para enterrarlo en la iglesia local, lugar donde solía predicar las virtudes de la cerveza.

La solicitud de los feligreses fue concedida. El viaje para llevar el cuerpo de Arnulfo de regreso a Metz era caluroso, largo y agotador, por lo que, al pasar la procesión ceremonial por la ciudad de Champignuelles, lugar en donde se encuentra la cervecería más antigua de Francia, los fieles se detuvieron en una taberna local a comprar cerveza, pero desafortunadamente solo quedaba disponible apenas el equivalente a una jarra que tendrían que compartir.
Fue en ese momento que uno de los feligreses, llamado Duc Notto, exclamó:
La poderosa intercesión del beato Arnulfo nos proveerá lo que falte.
Y fue a partir de ese momento que el contenido de la jarra nunca se terminó y toda la gente pudo beber cerveza hasta satisfacer su sed.
A esto se le conoce como el milagro de la cerveza y es la razón por la que la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa consideran a san Arnulfo el santo patrono de la cerveza.
Devoción contemporánea
Hoy, San Arnulfo sigue siendo celebrado por cerveceros y aficionados alrededor del mundo, especialmente cada 18 de julio, fecha de su muerte.
En muchos festivales europeos se le honra con procesiones simbólicas y brindis colectivos. En Bélgica y Francia, su nombre aparece en etiquetas de cerveza artesanal y se han fundado cofradías en su honor, como la Confrérie de Saint Arnould.
Así, su legado religioso se mantiene vivo no solo en los altares, sino también en las tradiciones populares vinculadas a la cerveza.