La sigla IBU (International Bitterness Units) corresponde a la unidad de medida internacional de amargor y representa los iso-alfa-ácidos disueltos en la cerveza, en donde cada IBU equivale a un miligramo de iso-alfa-ácido por litro de cerveza.
Cuando hablamos de cerveza artesanal, existen una infinidad de aromas y sabores para disfrutar, relacionados cada uno a una forma de describirlos, aunque sin embargo, con demasiada frecuencia se utilizan las mismas palabras una y otra vez.
En primer lugar, la razón por la que los alimentos picantes causan una sensación ardiente es porque contienen un componente irritante. Por esta razón, picante es una sensación en boca, no un sabor.
Desde los primeros días de la cerveza, se han utilizado hierbas amargas para equilibrar el dulzor de la malta, añadirle cualidades refrescantes y darle un peso sustancial a la bebida.
El índice de amargor IBU (International Bitterness Unit) es una de las estadísticas vitales de la cerveza que con mayor frecuencia es manipulada y malinterpretada por cerveceros y el público en general respectivamente, principalmente por asuntos de marketing.
Se trata de un valor especialmente útil a la hora de poder definir las características idóneas para nuestra próxima cerveza, permitiéndonos diseñar recetas con perfiles específicos: equilibrado, maltoso o amargo.
Hoy en día, las cervezas IPA regulares se han convertido en la norma y ninguna cervecería que se precie pasaría de tener una propia, pero ahora, la competencia esta dada por quien elabora la IPA más intensa, ruda y lupulada, cualquier cosa sobre los 100 IBU.
¿Es adictivo el lúpulo? Los modernos «hopheads», esos bebedores de cerveza que alegre y obsesivamente buscan cervezas cada vez más y más lupuladas, no suelen comenzar de esa manera.
El amargor de una cerveza es consecuencia de la concentración de moléculas amargas que provienen mayormente del lúpulo, que luego de sufrir un proceso de cocción modifican su estructura química y otorgan a la cerveza su característica organoléptica.