Cómo tomar cerveza sin emborracharse es el secreto que Jim Koch, famoso en todo el mundo por ser el fundador y co-presidente de Boston Beer Company, ha revelado a todo el mundo en esta entrevista.
El oxígeno es un aditivo crítico en la elaboración de cerveza, ya que es el único nutriente necesario durante la fermentación que no se encuentra naturalmente en el mosto.
Una cerveza turbia comúnmente se atribuye a levadura que no se asienta, pero esta sólo es una de múltiples posibilidades. La levadura no permanece en suspensión por si sola.
Las levaduras son hongos unicelulares de forma ovoide que se reproducen por división celular y producen enzimas capaces de descomponer diversos cuerpos orgánicos, principalmente los azúcares.
La fermentación es el corazón del proceso de elaboración de cerveza y gracias ella el mosto creado a partir de los granos de cereal se convierte en alcohol y dióxido de carbono por acción de la levadura.
En las cortezas de lengas, coigües y araucarias del bosque patagónico se escondió, durante siglos, el eslabón perdido del que nacen todas las cervezas lager del mundo.
La cerveza era considerada una medicina en la antigua tradición europea. En la Edad Media, los monjes se fortalecían con el llamado “zumo de cebada” y los monjes se nutrían con entre tres y cinco «medidas» de cerveza al día.
La levadura de cerveza tiene un alto contenido de vitamina del grupo B (B1, B2, B6, niacina y ácido fólico), fibra, así como fuentes naturales de distintos minerales como el hierro y el magnesio.
Las levaduras son más diversas de lo que creemos, existen miles de especies y habitan casi todos los ambientes naturales del planeta, siendo utilizadas en la producción alimentos y/o para producir compuestos antioxidantes y filtros solares.