Por www.anwandter.cl

La tradición cervecera valdiviana tiene su origen en la Cervecería Anwandter, fundada en 1851 por Karl August Wilhelm Paschen Anwandter Fick (1801-1889), un colono alemán que había arribado a Chile en 1850 y quien algunos años antes, en su casa particular, había comenzado a producir cerveza en forma artesanal para consumo familiar.

Cervecería Anwandter
Cervecería Anwandter

Según los relatos posteriores de su hijo Richard Anwandter, esta producción casera se habría originado debido al fuerte anhelo de su madre por volver a probar una cerveza, la bebida favorita de los alemanes.

Anwandter tenía conocimientos farmacéuticos, había estudiado elaboración de cerveza y participado en Alemania de la Comisión Cervecera de Caleu, ciudad en la que vivió antes de emigrar a Chile.

Fue así, como apoyado en la pequeña fortuna que había traído desde Alemania, que Anwandter puso manos a la obra para elaborar la primera cerveza de Valdivia, con una producción inicial que sólo alcanzaba a 18 botellas al mes, suficiente para el consumo personal en el entorno de su familia.

Poco a poco esta primera cerveza se convirtió en todo un acontecimiento en la ciudad. Anwandter comenzó a invitar a sus amigos colonos a que la probaran, quienes luego lo incitaron para que siguiera produciéndola.

Poco tiempo después Andwanter y sus hijos decidieron comenzar a producir cerveza para el comercio y a ofrecerla por Valdivia con una estrategia puerta a puerta, recorriendo la ciudad en una carreta tirada por caballos. Más tarde, en 1855, aparece la ya clásica cajita con 21 botellas de cerveza.

Expansión de la Cervecería Anwandter

Pocos años después, Andwanter comienza a importar desde Alemania equipamiento que le permite aumentar la capacidad de producción. Para el año 1858, Carlos Anwandter decide entregar el control de su pequeño negocio a sus hijos Germán y Ricardo, quienes ya contaban con el título de Maestros Cerveceros del Reino de Baviera.

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Cervecería Anwandter de Valdivia

Bajo la nueva dirección, la cervecería entró en una nueva fase de desarrollo que se caracterizó por la utilización de maquinarias y la apertura de nuevos mercados tras el establecimiento de la primera línea de maquinarias a vapor en el proceso productivo de la cervecería, sumado al creciente cabotaje entre los puertos de Corral y Valparaíso que consolidó el tráfico marítimo regular desde Valdivia en 1862, posibilitando incursionar en los mercados del centro y norte de Chile.

Los hermanos Anwandter construyeron nuevas instalaciones y enormes bodegas para el almacenamiento de cebada y comenzaron a utilizar un motor a vapor en la línea de producción.

Como consecuencia de esta primera expansión, la empresa instaló oficinas de venta en Valparaíso, Concepción y Santiago, así como numerosos depósitos y agencias con representantes locales de la Cervecería Anwandter en los distintos puertos de las provincias del Norte.

En el año 1873, los hermanos Anwandter transformaron su empresa en una Sociedad Anónima familiar, a la que denominaron “Anwandter Hermanos”, con un capital de giro de $50.000.

En los años 1874 y 1882 se lograron concretar dos nuevas ampliaciones en la fábrica y se incorporaron modernas maquinarias importadas desde Alemania incluidas dos máquinas a vapor de 50 y 15 HP. En la década de 1890, se instalaron además cámaras de frío, bombas de aire a presión y filtros.

El efecto de la introducción de nuevas maquinarias y tecnología, queda en evidencia al observar la estadística de producción anual de la fábrica. En el año 1871 la producción ascendía a 700.000 litros.

Hacia 1879 ya alcanzaba los 1,5 millones de litros. En 1882, es decir después y durante las primeras ampliaciones y modernizaciones, la producción ascendió a 2,5 millones y en 1884 llegó a 3,8 millones de litros anuales.

Hacia 1894 la producción anual de cerveza se situaba en torno a los 8 millones de litros. En el año 1900 la cervecería ya producía más de 12 millones de litros anuales, de los cuales una pequeña proporción se exportaba a diversos países de Sudamérica, especialmente a Bolivia y a las oficinas salitreras del norte de Chile.

Hacia 1914, luego de que la empresa dotara a su casa matriz y sus agencias de venta y depósitos en Valparaíso (1877 y otra representada por P. Nielsen & Co), Santiago (representada por Germán Odhaver) y Concepción de bodegas de almacenamiento más amplias, así como de fábricas de hielo y de máquinas de “llenado”, la producción se situó en 25 millones de litros.

Este proceso constante de crecimiento estableció una directa relación en la demanda y consumo de materias primas, de las cuales el lúpulo y la cebada eran los más importantes. Mientras en 1889 el consumo de lúpulo alcanzaba las 30 toneladas, en 1898 se situaba en 35 toneladas y en 1914 ascendía ya a 60 toneladas.

Hasta fines del siglo XIX esta materia prima tuvo que ser importada directamente desde Baviera ya que los diversos intentos de los Anwandter de cultivarlo en Valdivia fracasaron. Las importaciones de lúpulo -a comienzos de la década de 1.890- equivalían al 30% del total importado por la industria en todo el país.

Debido a este sostenido ascenso de la demanda por lúpulo, la industria cervecera aceleró su cultivo en campos de la zona central de Chile, cuyos suelos y clima eran más aptos y menos limitados que los del sur.

Lúpulo y cebada como ingredientes locales

La agricultura local y los campos del centro del país hicieron un esfuerzo para aumentar las superficies plantadas del lúpulo y cebada.

La función que desempeñaron los Anwandter en este proceso fue cabal, ya que su cervecería absorbía entre el 30 y 40% de toda la cebada que se consumía en Chile (1873, 4.243 quintales métricos. 1884, 24.000. 1898, 40.000 y 1914, 80.000).

El gasto anual de cebada en la cervecería de los hermanos Anwandter evolucionó de tal manera, que el consumo trajo consigo el aumento de la demanda por la cebada de Valdivia con respecto al resto del país.

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Etiquetas de la cervecería Anwandter

En 1883, la Cervecería Anwandter, dominaba el 50% del mercado nacional en el consumo de cerveza, logrando reducir la demanda del brebaje importado, que paulatinamente comenzó a ser sustituido por cerveza chilena (la importación disminuyó lentamente entre los años 1883 y 1893 y fue acentuada desde 1894).

La excelencia y alta calidad de la cerveza Anwandter le permitió exportar desde Bolivia, Perú, Panamá, hasta los países de la costa Occidental de Sudamérica, convirtiendo a Chile un competidor directo de las cervezas importadas, especialmente la inglesa.

Las cervezas Anwandter fueron reconocidas en distintas exposiciones nacionales e internacionales como el  Primer Premio en la Exposición de Agricultura de Santiago (1869) y Primer Lugar en la Exposición Internacional de Santiago (1875). Además de los trofeos y medallas en las Exposiciones internacionales de Lima, la Universidad de París (1889), Buenos Aires (1892 y 1900), Centro América (1897) y en la Panamericana de Buffalo (1901).

Para asegurar el abastecimiento de la leña en el consumo energético de la fábrica, en 1898 los Anwandter adquirieron un fundo de 4.500 hectáreas en las cercanías de Valdivia, entre Estancilla y Cutipay. Este predio contaba con abundante reservas de agua con altos grados de pureza y de extensa superficie de bosque nativo.

En la parte alta del Fundo el Molino, el Ingeniero Juan Antoine fue el responsable de construir un embalse con sus canales y aducción, desde donde el agua era transportada bajo el lecho del Río Cruces y de toda la Isla Teja hasta la fábrica misma, a través de tuberías metálicas subterráneas.

En 1891, La Cervecería Anwandter consumía 36.500 m³ de leña. En 1893, el consumo ascendía a 50.000 m³, equivalente al 20% del consumo de la ciudad, aunque ya en 1890, la fábrica comienza a incorporar energía eléctrica para la operación de su maquinaria, instalando una hidroturbina con capacidad de 900 KW a un costado de la fábrica en el río Valdivia, en la Isla Teja.

En julio de 1889 Carlos Anwandter fallece y sus hijos (Germán, Carlos, Ricardo, Otto y su yerno Teodoro Körner) asumen la dirección de la empresa. Como resultado de su gestión, hacia 1898 la fábrica exhibía edificios e instalaciones nuevas donde trabajaban alrededor de 300 operarios con moderna maquinaria. Hacia comienzos de los años 90 el trabajo estaba dividido en 4 turnos de 6 horas, lo que posibilitaba que la planta estuviera en funcionamiento permanente, 24 horas al día.

En 1905, para poder disponer de un mayor capital y financiar el aumento de la capacidad de producción de la cervecería, la empresa fue transformada en una Sociedad Anónima Abierta (Sociedad Anónima Compañía Cervecera Valdivia con Ernesto Frese como Presidente del Directorio; Carlos Anwandter, Vicepresidente; Carlos Menke, Secretario, Ricardo Anwandter, Gerente, y Eric Anwandter –nieto- como Jefe de Producción), con un capital inicial de $3,5 millones, que pronto fue elevado a 4 millones.

Jose A. Alonso escribe:

Es el Gerente de la fábrica don Ricardo Körner y corre directamente con la producción don Eric Anwandter, nieto del fundador, lozano retoño de la vieja cepa, simpático e inteligente joven de sólo 26 años y ya a cargo de tan importante empresa. Tuvimos el agrado de encontrar a don Eric con su burdo traje de trabajo: tal cual comprendemos al industrial activo y progresista, despreocupado de su persona mientras dura la diaria labor y sólo preocupado de la buena marcha del establecimiento y de los múltiples detalles que exige la complicada producción de la cerveza. El señor Anwandter, joven de fortuna, puede con orgullo decir, soy el primer obrero de la fábrica. Es don Eric una persona sumamente entendida en el ramo que dirige. En sus ansias de saber y para completar su instrucción en la materia, fuese en años pasados a Europa y no vaciló él, joven de fortuna como hemos dicho, en ingresar como simple obrero a las más renombradas fábricas de cerveza del Viejo Mundo y a las escuelas especiales. Trabajó en ellas con ahínco durante dos años y medio, observó y estudió cuánto podía serle para el objeto que perseguía imponiéndose así personalmente de los más adelantados procedimientos de fabricación, y regresó instruido y satisfecho a Chile a dar considerable impulso al gran establecimiento de Valdivia, dirigido ya sucesivamente por tres generaciones de Anwandter. ¿No es realmente hermosa semejante no interrumpida tradición de trabajo, dentro de una misma familia, de padres a hijos, durante el espacio ya largo de medio siglo, y no es de sobra merecido que la fortuna haya cobijado siempre bajo sus alas protectoras esa fábrica,  cuyos productos no sólo recorren todo el mercado nacional, sino que, desde hace tiempo han traspasado las fronteras de la República y Ilevado al extranjero el nombre de Chile?

Terminada, nuestra visita a las distintas secciones de la fábrica, nos invitó don Eric a beber una copa de su cerveza, Pilsener, que ya había sido y que continuó siendo, nuestra bebida favorita durante toda aquella temporada, sin otro límite que el de nuestra temperancia y el de la conveniencia de no beber el agua malsana que se consume en la ciudad. Es sin duda la cerveza de esa marca la mejor de cuantas cervezas nacionales conocemos. Y es también en Valdivia la más popular.

El final de una época cervecera en Chile

En 1912 un incendio de grandes proporciones destruyó una gran parte de las instalaciones de la cervecería, lo que implicó la paralización de la fábrica.

Los Anwandter tuvieron que realizar un enorme esfuerzo financiero para reconstruir la fábrica, levantando un enorme edificio en su tradicional ubicación en la Isla Teja que contaba con 3 cuerpos de estructura sólida y con un equipamiento semejante al de las fábricas europeas de la época.

Poseía 9 bodegas subterráneas que ocupaban un área de 5.000 m² con capacidad de almacenar 6 millones de litros de cerveza. Sólo la Maltería ocupaba un edificio de 5 pisos.

Aun cuando los Anwandter concentraron de inmediato toda su capacidad económica y de trabajo en la reconstrucción de la planta, el incendio les hizo perder un importante terreno en el competitivo mercado cervecero de Chile.

Fue así como el 27 de Febrero de 1916, la familia Anwandter decidió vender un paquete mayoritario de acciones a la poderosa Compañía Cervecerías Unidas de Santiago (surgida tras la fusión de la fábrica de Andrés Ebner de Santiago, 1872; Cervecería Gustavo Keller de Concepción, 1874; la Otto Schleyer de Talca, 1884; la fábrica de cerveza y hielo de Augusto Gubler & Cousiño, 1883; la fábrica de botellas de Carlos Cousiño de Lota; y la Fábrica Nacional de Cerveza de Limache, 1891, compuesta por la fusión de Plagemann & Cía de Valparaíso y Hoffmann & Ribbeck), que a lo largo de la última década había logrado constituirse, a través de la compra de cervecerías en todo el país, en el principal actor del mercado.

La Cervecería Anwandter fue absorbida por CCU desapareciendo para siempre. La CCU mantuvo las instalaciones y proceso productivo, sin dejar de potenciar y consolidar sus sucursales en el resto del país, hasta que el 22 de Mayo de 1960, el mega terremoto de Valdivia la destruye completamente.

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