La cerveza es una bebida milenaria que ha evolucionado hacia una increíble variedad de tipos, estilos o variedades que van desde las cervezas ligeras y refrescantes hasta las muy intensas y complejas, con una gama de opciones que es inmensa.
¿Qué determina nuestras preferencias por ciertos tipos de cerveza? ¿Por qué algunas personas disfrutan de cervezas amargas como las IPA, mientras que otras prefieren cervezas más dulces o incluso ácidas?
La respuesta a estas preguntas se encuentra en una combinación de factores biológicos, psicológicos y culturales que influyen en cómo experimentamos el sabor.
El papel de la biología en el gusto
Nuestros gustos están profundamente conectados con nuestra biología, ya que desde una perspectiva evolutiva, el sabor es una herramienta que ha ayudado a los seres humanos a identificar alimentos seguros y nutritivos.
El sabor dulce se asocia con fuentes de energía rápida como los carbohidratos, mientras que el amargo evolutivamente ha significado la presencia de toxinas, por lo que esta conexión biológica sigue siendo relevante cuando elegimos una cerveza.
La sorpresa evolutiva del amargor
Las cercezas India Pale Ales (IPA) son conocidas por su alto nivel de amargor, por lo que a menudo resultan generan debate entre los consumidores.
Para muchos, el amargo es un sabor que cuesta aceptar y esto simplemente tiene que ver con la evolución humana, ya que el amargo ha estado vinculado desde hace miles de años con la detección de compuestos que en la naturaleza podrían ser dañinos.
Sin embargo, las cervezas amargas han ganado una popularidad notable en la última década, lo que nos muestra como algunas preferencias pueden adquirirse y desarrollarse con el tiempo.
Este fenómeno se debe a la plasticidad de nuestro paladar, que puede adaptarse a nuevos sabores con la exposición repetida, lo que en términos científicos se explica a partir de que los receptores del sabor amargo en nuestra lengua, conocidos como TAS2R, varían entre individuos.
Algunas personas son más sensibles al amargor y sus diversos tipos, lo que podría explicar por qué no todas disfrutan del mismo tipo de cerveza.
El confort del paladar dulce
El dulzor en la cerveza proviene generalmente de los azúcares residuales que no se han fermentado, por lo que cervezas más maltosas, como Bock o Porter, suelen ofrecer perfiles de sabor más dulces y caramelizados.
Nuestro cerebro asocia el sabor dulce con la recompensa, liberando dopamina, un neurotransmisor que nos hace sentir placer, así que las personas que disfrutan de cervezas más dulces pueden estar buscando inconscientemente esa respuesta placentera.
El fascinante mundo de la acidez
Las cervezas ácidas, como Lambic o Gose, desafían las expectativas tradicionales de lo que debería ser el sabor de una cerveza, ya que estas variedades a menudo tienen un perfil agrio, lo que puede provocar una fuerte respuesta física y emocional en los consumidores.
Curiosamente, la acidez es un sabor que está relacionado con la frescura y el estado de algunos alimentos, lo que podría explicar por qué algunos encuentran estas cervezas refrescantes, sin embargo, no todos disfrutan de este perfil ácido, ya que las respuestas varían de acuerdo con nuestra percepción sensorial.
Sensación en boca
Además de los sabores básicos, el «cuerpo» de una cerveza -es decir, la sensación en boca- juega un papel importante en la experiencia de beber.
El cuerpo está determinado por factores como la viscosidad, la densidad y la carbonatación, por lo que cervezas con cuerpo más ligero, como las Light Lager tienden a ser más fáciles de beber, mientras que las cervezas con cuerpo más pesado, como las Imperial Stout, ofrecen una experiencia más rica y envolvente.
El cuerpo también se relaciona con el contenido de alcohol de la cerveza, ya que las cervezas más alcohólicas suelen tener un cuerpo más robusto debido a un mayor uso de cereales, lo que añade una sensación de calidez y satisfacción.
A nivel psicológico, estas sensaciones pueden influir en crear asociaciones con otras experiencias alimenticias o emocionales.
El impacto del marketing
Si bien nuestras preferencias gustativas están influenciadas principalmente por factores biológicos, el marketing desempeña un papel crucial en cómo percibimos y elegimos una cerveza.
La forma en que esta se presenta –ya sea a través del diseño de la etiqueta, la narrativa de la marca o el tipo de público al que está dirigido- puede moldear nuestras expectativas y predisposiciones hacia ciertos sabores.
La narrativa del origen
Las marcas a menudo utilizan historias para conectar con los consumidores que van desde los orígenes de la cervecería, el proceso de producción y el origen de los ingredientes, utilizados como herramientas efectivas para crear una imagen auténtica y valiosa.
Por ejemplo, una cerveza que se promociona como “artesanal” y “de lotes pequeños” puede atraer a un consumidor que busca autenticidad y exclusividad, haciendo que esta narrativa nos predisonga a disfrutar la cerveza, incluso antes de probarla.
Diseño visual y expectativas
El diseño de la etiqueta y el empaque también afectan nuestra percepción del sabor, ya que los estudios han demostrado cómo el color y la estética del empaque pueden crear expectativas sobre el sabor y la calidad de una bebida.
Una cerveza con una etiqueta oscura y sobria podría hacer que el consumidor espere una cerveza más robusta y compleja, mientras que una etiqueta colorida y divertida puede sugerir una cerveza ligera y refrescante.
Estas expectativas pueden influir en cómo percibimos el sabor, incluso si la cerveza en sí no cumple con las características anticipadas.
La influencia de las tendencias
El marketing también puede moldear las preferencias al posicionar ciertos estilos de cerveza como parte de una tendencia.
Las IPA, por ejemplo, han pasado de ser un nicho especializado a convertirse en un fenómeno mundial, en gran parte debido a una estrategia de marketing que destacó su intensidad y carácter distintivo.
De manera similar, las cervezas ligeras y bajas en calorías se comercializan a menudo dirigidas a aquellos más preocupadas por su salud, lo que puede influir en las preferencias de los consumidores que buscan equilibrar sabor y bienestar.
Conclusiones
En definitiva, nuestras preferencias por ciertas cervezas no son accidentales, sino el resultado de una compleja interacción entre biología, psicología y cultura.
Mientras que nuestros receptores gustativos y experiencias personales determinan qué sabores disfrutamos, factores externos como el marketing y las tendencias sociales también juegan un papel fundamental.
La próxima vez que elijas una cerveza, recuerda que tu paladar está siendo influenciado por más que solo el sabor; está respondiendo a una rica red de señales biológicas, emocionales y culturales.