El lúpulo es vital en la industria cervecera debido a sus diversas personalidades organolépticas: lúpulos nobles alemanes, cepas británicas amaderadas, varietales especiados estadounidenses o híbridos con perfiles a frutas tropicales.
Desde la selección de los ingredientes hasta la fermentación final, la química es esencial para comprender cómo se desarrollan los sabores y aromas, permitiendo a los cerveceros ajustar el proceso para obtener resultados específicos.
Kvas es una antigua cerveza rusa que puede tomar muchas formas dependiendo de dónde y en qué época del año se elabora, pero en su núcleo siempre es una cerveza de bajo contenido de alcohol con una ligera acidez agria.
Casi todas las regiones y culturas del mundo han desarrollado su propio enfoque para elaborar cerveza, algo que hoy reconocemos como cervezas autóctonas, muchas de las cuales las cervecerías modernas están intentado replicar.
La incorporación de hongos en la elaboración de cerveza está creando una nueva ola de variedades que combinan lo tradicional con lo innovador, impulsadas por la riqueza organoléptica y los beneficios para la salud que estos pueden aportar.
Originalmente aislado por los investigadores de la cervecería Guinness, el Brettanomyces (que literalmente significa levadura británica) es una levadura salvaje perteneciente a la familia Pichiaceae que habitualmente crece sobre la piel de las frutas.
El auge de la cerveza artesanal ha traído de la mano una serie de conceptos con los que tal vez no estábamos familiarizados, pero que son importantes a la hora de comprender sus características y manejar un lenguaje común.
A pesar que la cebada, el lúpulo y la levadura generalmente obtienen toda la atención, el agua para la elaboración de cerveza es el principal ingrediente y los iones presentes en el suministro afectaran directamente el sabor de una cerveza, para bien y para mal.
A diferencia de la fermentación ácida tradicional, que puede tardar meses e involucra la exposición prolongada de la cerveza a microorganismos en barricas o tanques, el kettle sour se completa en un período de 24 a 48 horas.
El irish moss crece en las costas rocosas del Atlántico Norte, especialmente en Irlanda, donde se ha usado durante siglos tanto en la gastronomía como por sus propiedades medicinales.
La turbidez por frío (chill haze en inglés), es un fenómeno ampliamente estudiado en la ciencia cervecera y se presenta como uno de los principales retos en la producción de cervezas claras.
De color claro y apariencia cristalina, pero con el perfil habitual de una Stout tradicional, las White Stout ofrecen una experiencia sensorial sin duda única. ¿Una simple curiosidad o una alternativa innovadora?