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El sector de la cerveza artesanal en Argentina está atravesando una etapa de transformación marcada por una fuerte caída en el consumo, cambios en las preferencias del público y un contexto económico desafiante.

Según referentes locales como Martín Boan (Bierlife), Eduardo Page (Hormiga Negra) y Rulo Bustillo (Jabalina), consultados en un artículo publicado por ámbito, la retracción del mercado ronda el 30% en los últimos 18 meses, afectando especialmente a los estilos más complejos y costosos.
Contenido
El regreso de las rubias clásicas
A medida que el consumidor se vuelve más selectivo y busca cuidar su bolsillo, estilos suaves y accesibles como Blonde Ale, Golden Ale y Pilsner han recuperado protagonismo.
Estos estilos de baja graduación alcohólica, menor amargor y alta tomabilidad están desplazando a variedades más lupuladas como IPA y Hazy, que en años anteriores eran sinónimo de tendencia.
Esta reconfiguración de preferencias responde tanto al gusto como a la economía. Con precios que parten de los AR$4.400 (USD3,5) por vaso y pueden superar los AR$6.000 (USD4,8) en los estilos más elaborados, la elección de cerveza ya no es solo una cuestión de paladar, sino también de necesidad.
Los bares siguen siendo el principal canal de venta, con una fuerte presencia de cerveza tirada en barriles, aunque algunos productores han encontrado alivio en la venta en latas de 473 ml para tiendas especializadas.
Producción y demanda en ajuste
Frente a la merma en la demanda, muchos productores han optado por reformular sus recetas, reducir la intensidad del sabor o bajar la graduación alcohólica para no encarecer el producto final.
Además, los estilos de cerveza de mayor volumen de venta permiten mantener la actividad sin depender exclusivamente de un nicho.
El cambio también ha tenido un efecto en la dinámica del mercado. Mientras algunas marcas se ven obligadas a cerrar o reconvertirse, otras emergen con propuestas centradas en la calidad, la innovación moderada y una estrategia más eficiente de distribución.
Carga impositiva y reclamos del sector
Uno de los puntos más discutidos por los cerveceros es la presión impositiva. Actualmente, la cerveza artesanal paga un 8,9% de impuesto interno, a diferencia del vino, que está exento.
Desde la Cámara Argentina de Cerveceros Artesanales (CCAA), se impulsan reuniones con autoridades para buscar una reducción fiscal que permita mayor competitividad, formalización del consumo y reactivación de la gastronomía.
Bustillo destaca que la cerveza artesanal representa apenas el 3% del mercado total, pero tiene un impacto significativo en el empleo y el comercio local.
Una baja en los impuestos podría dinamizar aún más el sector, que ya muestra signos de resiliencia a pesar del contexto.
El consumidor cambia pero no abandona
Pese a las dificultades, la cultura cervecera artesanal mantiene una base fiel de consumidores. Esta comunidad valora la diversidad de estilos, las experiencias sensoriales y los maridajes, y está dispuesta a explorar nuevos sabores siempre que el precio acompañe.
Para muchos, la cerveza artesanal es más que una bebida; es una experiencia cultural y social. Mientras el sector se adapta, las cervezas rubias de corte clásico se consolidan como la punta de lanza de una nueva etapa.
Menos estridencia, más equilibrio entre sabor y precio con una oferta orientada al público general, parecen ser las claves para sortear este momento de ajuste.
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