La Pilsner checa y la Pilsner alemana son las referencias emblemáticas de este tipo de cervezas, destacando por sus matices culturales, históricos y técnicos, ofreciendo experiencias sensoriales que reflejan las tradiciones de ambos países.
Aunque hoy en día se llame «rubia» a cualquier cerveza dorada y transparente, hubo un tiempo en que solo había una: Pilsner Urquell (Plzeňský Prazdroj), la primera cerveza en su tipo de la historia.
Según cuenta la historia, en 1876, una cervecería de St. Louis, Estados Unidos, comenzó a elaborar una cerveza a la que llamaron Budweiser, que significa «desde Budweis», en honor a la famosa cerveza lager de la histórica ciudad checa.
En Pilsner Urquell se aseguran de que en cualquier lugar del mundo en donde su cerveza esté disponible en barril, haya un «tapster» capacitado para garantizar que la cerveza se sirva correctamente.
Pilsner Urquell es una cerveza de fermentación baja elaborada desde el año 1842 por Plzeňský Prazdroj en la ciudad de Pilsen (Plzeň), Bohemia, actual República Checa.
Estos toneleros son los últimos exponentes de una profesión que se resiste a desaparecer y que con el tiempo se ha vuelto más especializada, al requerir más tiempo y atención que el trabajo de un carpintero.
Fue en febrero de 1838 cuando el público de Pilsen contempló un inusual espectáculo. En medio de la plaza justo frente al ayuntamiento, se derramaron treinta y seis barriles de la cerveza al no ser considerada apta para beber.