La investigación inició por la necesidad de abordar un problema ambiental recurrente, que es la enorme cantidad de biomasa de levadura residual generada en la elaboración de cerveza, vino y productos farmacéuticos.
La percepción organoléptica de la cerveza constituye un proceso neurofisiológico complejo que se ve significativamente alterado por condiciones hipobáricas, como las experimentadas durante los vuelos comerciales o en regiones de alta montaña.
Se trata de dos reacciones químicas responsables de gran parte de la magia que ocurre en el dorado del pan, el color de la carne a la parrilla, la apariencia de una cerveza, el aroma del café recién tostado o el sabor profundo de una cebolla caramelizada.
Se identificaron un total de 76 compuestos volátiles, de los cuales 34 fueron descritos como activamente aromáticos por el panel de olfatometría. Estos incluyeron 16 aldehídos, 11 heterociclos, 5 alcoholes, 1 cetona y 1 fenol.
Este estudio, publicado en la revista Foods, representa el primer análisis sistemático de los péptidos umami presentes en la cerveza lager y sus efectos multidimensionales sobre las propiedades sensoriales del cuerpo cervecero.
El estudio informa que este subproducto de la elaboración de cerveza puede modular la respuesta inmune de células epiteliales intestinales de trucha arcoíris y reducir hasta en un 45% el daño celular inducido por P. salmonis.
Un nuevo estudio danés liderado por Esben Due Yding y denominado "Yeast RNA–protein interactions generate beer haze" introduce un factor inesperado hasta ahora para inducir turbidez controlada en la cerveza.
Los resultados compilados demuestran que la incorporación de frutas no solo amplía la diversidad sensorial, sino que también contribuye al desarrollo de bebidas funcionales con potencial impacto positivo en la salud humana.
En el Reino Unido, la startup GABA Labs, liderada por el reconocido neuropsicofarmacólogo David Nutt, está desarrollando una alternativa al alcohol que podría transformar por completo la forma en que socializamos.
Reconocido internacionalmente como el “Indiana Jones de la cerveza”, este investigador de la Universidad de Pennsylvania dedicó su vida a explorar el papel de las bebidas fermentadas en la historia de la humanidad.
Un reciente estudio publicado en Physics of Fluids profundiza en estos mecanismos, utilizando técnicas avanzadas para conectar el comportamiento de películas líquidas individuales con la dinámica macroscópica de la espuma.
Estudios previos han sugerido que la aplicación de sonido audible puede influir en el crecimiento microbiano y la tasa de fermentación, aunque los resultados habían sido inconsistentes.